¿Quién enseña baloncesto y deportes en nuestra sociedad mexicana? Un breve análisis sobre los rasgos deseables en el perfil profesional del entrenador.
julio 31, 2020En esta reflexión me propongo revisar brevemente una
situación que me ha venido generando mucho interés y conflicto desde hace algún
tiempo: ¿Quién enseña baloncesto o cualquier otra actividad deportiva en
nuestra sociedad mexicana? ¿Por qué esas personas lo están enseñando? ¿Cuáles son las competencias profesionales
que debería poseer una persona para fungir con este rol? Primeramente me
intereso por estas cuestiones porque están circunscritas en el ámbito
profesional en el cual me desenvuelvo, pero también a partir de mi experiencia
e inquietud al haber sido jugador de baloncesto y encontrar de todo tipo de
entrenadores con diversos perfiles, conocimientos, habilidades y también muchas
deficiencias. Todo esto a lo largo de mi vida desde categorías infantiles hasta
la adultez; en escuelas, academias, instituciones, selecciones, clubes y en
distintos niveles de desempeño.
Tabla de contenido
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Ética profesional y habilidades comunicativas |
Invitación final |
Infografía.
El entrenador mexicano.
Una situación que me parece importante y conflictiva en
nuestro país, y que si bien carece de una investigación formal (sin duda sería
un excelente tópico de investigación para alguna tesis en ciencias del deporte
o educación física) es que en nuestra sociedad mexicana el perfil profesional
del entrenador está en muchos casos muy por debajo del nivel que requeriría, con
sus obvias excepciones, pero sí en muchos casos. Existen muchas experiencias,
historias y conocimiento empírico al respecto; estamos llenos de “entrenadores”
que ni si quiera tienen una formación profesional o un bagaje de conocimiento mínimo
al respecto para serlo, teniendo como base de su práctica el haber sido
deportistas de alguna disciplina, y algunos ni siquiera con ese perfil como
mínimo.
No pretendo denigrar o atacar a nadie, al contrario, mi
intención es poder hacer una crítica sobre el perfil de entrenador que deberíamos
poseer y que cada uno pueda autoevaluarse, hacer un ejercicio autocrítico y reflexivo
sobre sus conocimientos y sobre sus prácticas. También me interesa que los
alumnos o atletas (y sus padres o familiares) puedan tomar conciencia sobre el
perfil que un entrenador debería tener para así formar un criterio sobre la
importancia de una preparación académica que sustente el ponerse en manos de alguien,
y tener una idea general sobre qué
conocimientos y habilidades debería mostrar una persona capacitada para
realizar una función tan importante. Añadido a esta problemática, hoy en día la
sociedad está bajo el dominio de los “influencers” y de las academias deportivas
basadas en la mercadotecnia y la imagen. Esta situación como profesional de la
educación física y el deporte me genera mucha inquietud e invito a mis colegas
y amigos que podamos educar y hacer conciencia en la sociedad sobre la importancia de “seguir” no una imagen, sino basarse en el
perfil profesional y competente, y esto no sólo en la actividad física y el
deporte, sino en cualquier profesión (supongo que nadie va a atenderse con un
“médico” que no tiene una formación en medicina) y de está forma lograr una
cultura que evite este tipo de intrusionismo y se base en la búsqueda de
servicios profesionales.
Quiero también aclarar por otro lado que no tengo nada en
contra de la mercadotecnia, del impacto de la imagen, las estrategias visuales
o las redes sociales; pero sin duda estas deben de ir primeramente acompañadas
de servicio profesional de calidad, que debería ser la esencia de ofrecer un
producto de entrenamiento deportivo. Tampoco tengo nada en contra de los
entrenadores sin una formación universitaria y/o que fueron atletas de sus
deportes (incluso muy destacados), pero de igual forma sabemos que esto no es
suficiente para realizar una labor profesional, no basta repetir los métodos
que aplicaron sus entrenadores o basarse en una cuestión meramente empírica y
sobre todo si esta experiencia no está revisada, evaluada, ajustada,
contrastada y sistematizada con la de otros expertos. A ellos los invito a que
si ya están a cargo de academias o equipos, puedan certificarse, tomar cursos,
evaluar, planear, programar, organizar, investigar, observar, registar y buscar
una orientación académica que haga que su experiencia se enriquezca. No hago
menos la experiencia deportiva o la empírica, son valiosas, pero no son
suficientes.
Por otro lado, creo que está reflexión está enfocada
principalmente a los entrenadores de categorías infantiles, juveniles y
universitarias, ya que en nuestro país el entrenador principal funge como
entrenador técnico, táctico, preparador físico, pedagogo, psicólogo, nutriólogo
y de todo un poco. Sin embargo, aun en el nivel profesional (contando o no con
preparador físico o equipo técnico) podemos darnos cuenta de la carencia de
muchos de los rasgos de este perfil profesional.
Una vez hechas estás aclaraciones menciono que para esta
labor revisé varios autores especializados en el tema (que citaré hasta las
referencias bibliográficas y quienes son los propietarios de dichas propuestas)
para generar y sistematizar algunos rasgos deseables que debería poseer el
entrenador de baloncesto principalmente, pero con una aplicación a mi gusto muy
general sobre cualquier perfil de entrenador deportivo.
Estamos invitados a fortalecer y renovar constantemente este
perfil, para generar una cultura
deportiva adecuada y mejorar nuestras prácticas profesionales. Me incluyo
dentro de esta crítica, reconociendo la necesidad de crecer y mejorar en todo
momento para el bien sobre todo de nuestros atletas, independientemente de la
edad y del nivel al que pertenezcan.
Rasgos deseables del perfil profesional.
Para empezar con esta reflexión tenemos que reconocer que el
deporte es una práctica pedagógica y que
el ámbito de la motricidad tiene su propia didáctica y su propio conjunto de
saberes como disciplina, es decir que está fundada bajo un proceso de enseñanza
y aprendizaje orientado hacia algún enfoque particular (iniciación deportiva,
deporte escolar, deporte infantil, deporte recreativo, deporte como medio de la
educación física, deporte de alto nivel, deporte espectáculo, etc.), y en cuyo
proyecto se pretende alcanzar uno o varios objetivos como mejorar o desarrollar
una habilidad, alcanzar alguna competencia motriz, mejorar las capacidades
físicas, mejorar las capacidades coordinativas, mejorar aspectos técnicos
específicos del deporte, mejorar un aspecto socioemocional, cognitivo etc., y por
lo tanto el primer rasgo del perfil profesional del entrenador está orientado
hacia el conocimiento y dominio de la didáctica
y pedagogía deportiva a la que pertenece, tanto en el sentido de conocimientos
conceptuales-académicos, como en las habilidades para realizar estos procesos
de enseñaza con metodologías correctas para organizar situaciones de aprendizaje significativas
de acuerdo con las características y necesidades de sus atletas, así como a tener
una actitud de servicio, ética de trabajo y ayuda para el mejoramiento del
potencial de sus atletas.
- Saber planear y organizar situaciones de aprendizaje significativas.
- Basar sus proyectos de planeación a partir del conocimiento de los momentos didácticos, es decir procesos de evaluación procesual: diagnóstica, formativa, sumativa.
- Realizar procesos de evaluación dinámicos, continuos y sistemáticos.
- Dominar protocolos de evaluación e instrumentos de evaluación (rúbricas, listas de cotejo, escalas estimativas, ludogramas, test y pruebas físicas, sociogramas, hoja de estadísticas, etc) para su práctica deportiva, justificando de manera objetiva los progresos de sus atletas, la planeación y la toma de decisiones que se pretende hacer sobre las observaciones del desempeño deportivo.
- Tener conocimiento y dominio sobre la organización de los elementos didácticos: el alumno, los objetivos, el contenido, la estrategia didáctica, los recursos didácticos, el tiempo, el lugar y las formas correctas de evaluación.
- Saber establecer objetivos viables y basados en las características, necesidades y posibilidades de sus atletas.
- Establecer conjuntos de contenidos a trabajar en sus sesiones que tengan total relación con el proceso y objetivo al que se desea llegar.
- Capacidad de selección y organización de contenidos de enseñanza viables y significativos para sus alumnos o atletas y su distribución a lo largo de la temporada y de las sesiones de acuerdo con un proyecto didáctico.
- Diseñar planes y programas de entrenamiento con objetivos generales que lleven a diseñar secuencias didácticas, unidades didácticas, macrociclos, mesociclos, microciclos y sesiones con objetivos específicos; utilizar y organizar estrategias didácticas, métodos de enseñanza y de entrenamiento, actividades, tareas, juegos, etc. que respondan al objetivo y al contenido que se pretende alcanzar.
- Dominar y manejar distintos estilos de enseñanza que respondan a los distintos estilos de aprendizaje y poblaciones.
- Generar evidencias de aprendizaje y de objetivos alcanzados a partir de sus procesos de evaluación.
- Capacidad de organización y administración del equipo y del tiempo.
- Dominar instrumentos y procesos de autoevaluación, heteroevaluación y coevaluación.
- Utilización de nuevas tecnologías que coadyuven su intervención profesional en la planeación, dirección técnica, programación, etc.
- Dominio de habilidades estratégicas de dirección táctica en situaciones de juego.
- Toma de decisiones y resolución de problemas en los juegos basado en la capacidad de análisis y observación.
- Liderazgo.
- Capacidad de comunicación eficiente con sus jugadores o atletas en tiempos muertos o situaciones dentro del juego.
- Comunicación respetuosa y eficiente con jugadores y entrenadores rivales.
- Habilidad para gestionar cambios
- Saber reconocer, saber premiar y saber disciplinar a sus jugadores.
- Determinación de objetivos y acuerdos a partir de los intereses del equipo y del enfoque deportivo en los partidos (jugar para ganar, jugar para todos participen, jugar buscando la cooperación, jugar buscando la sana competencia)
- Asignar roles y delegar autoridades a sus jugadores y atletas.
- Organización de los cuadros, posiciones y emparejamientos a partir de características de jugadores y roles estratégicos.
- Capacidad lingüística de motivación y sensibilización para sus jugadores.
- Facilidad de palabra con los jueces para hacer observaciones y reclamos.
- Dominar un lenguaje o un vocabulario adecuado para la población de alumnos que atiende y de acuerdo con la etapa o enfoque de la práctica.
- Capacidad de comunicación y dialogo, comprensión, paciencia, responsabilidad y pasión ante la enseñanza.
- Capacidad de observación y de concentración ante los problemas socioemocionales de los distintos actores que participan en el proceso educativo.
- Responsabilidad y compromiso ante sus alumnos y sus proyectos.
- Respeto hacia la labor de otras academias, equipos y sus jugadores.
- Capacidad crítica para valorar su propio desempeño como entrenador y de los demás
- Capacidad para defender sus prácticas y establecer criterios críticos desde posiciones académicas y profesionales.
- Dominio de actos comunicativos y estrategias lingüísticas para organizar agrupaciones, eventos, premiaciones, torneos, hablar con padres de familia.
- Tacto lingüistico sin dejar de decir las cosas.
- Capacidad de resolución de problemas y dialogo entre personas como mediador.
- Capacidad de orientación y generaciones de ambientes de comunicación y confianza con atletas y familiares.
- Capacidad de trabajo ante cualquier nivel de desempeño o rendimiento.
- Respeto hacia las reglas de juego y promotor del juego limpio.
Por otro lado y aunque ya lleva muchos años existiendo un
debate sobre si el deporte y la educación física son ciencias o más bien son
disciplinas que se basan en otras áreas de conocimiento y ciencias (ciencias
humanas, ciencias duras, ciencias biológicas, ciencias físicas), lo que es una
realidad es que dentro de los contenidos de saber que el deporte y la educación
física manejan se encuentran aspectos biológicos, fisiológicos, biomecánicos,
motores y de la metodología del entrenamiento deportivo que tienen que
considerarse y dominarse. Estos aspectos tienen un fundamento científico que
debe conocerse, sobre todo en la aplicación de programas deportivos y de
actividad física, donde las variables de entrenamiento deportivo, los perfiles
fisiológicos y la biomecánica juegan un rol fundamental a la hora de
desarrollar alguna capacidad física, capacidad coordinativa, habilidad motriz o
de pretender alcanzar algún objetivo incluso aunque el objetivo principal no
sea de rendimiento deportivo (emocional, social, recreativo, moral etc.) estas características
científicas no pueden pasarse por alto. Por lo tanto, otro rasgo del perfil
profesional debería ser este dominio y conocimiento científico y del control de
sus variables para la prescripción de ejercicio físico con la correcta
dosificación y programación de las cargas de trabajo; tomando en cuenta además
la etapa de crecimiento, maduración o desarrollo del atleta, ya que como
sabemos hay fases sensibles a distintas edades y estadios de maduración (o
degeneración).
Desafortunadamente creo que es un punto clave en donde he
visto que la mayoría de los entrenadores carecen en todos los niveles; no
programando, ni dosificando las cargas de entrenamiento, no llevando una
progresión coherente que produzca adaptaciones físicas positivas o fallando en
los aspectos biomecánicos del ejercicio. Según los eruditos lleva de 12 a 14
años de entrenamiento sistematizado y planeado alcanzar el alto rendimiento; si
es el objetivo estamos fallando para alcanzar eso. (Incluso en el nivel profesional se pueden
narrar experiencias donde hemos visto y conocido entrenadores y preparados
físicos con muy mala o nula preparación para desarrollar un proyecto deportivo que
considere estas variables científicas)
Rasgos del perfil sobre conocimiento científico.
- Conocimiento sobre las características de la fisiología de la maduración y el crecimiento.
- Conocimiento del perfil fisiológico de su deporte y capacidades físicas predominantes.
- Programación y dosificación del entrenamiento a partir de principios biológicos y en caso de ser entrenador infanto-juvenil conocimiento de los principios de entrenamiento en edades de crecimiento.
- Conocimiento de los principios del aprendizaje motor basados en los estadios de maduración y crecimiento.
- Conocimiento de la relación existente entre capacidades coordinativas y condicionales con respecto a las leyes de maduración y crecimiento de disociación.
- Conocimiento de métodos de entrenamiento deportivo con literatura científica.
- Conocimiento de los medios de entrenamiento posibles en diferentes contextos y de acuerdo con posibilidades.
- Conocimiento de los principios de sobrecarga, adaptación, accesibilidad, sistematicidad, sobrecompensación, sobre entrenamiento, descanso, selección de medios, distribución de cargas, principio de individuación, principio de variabilidad de la práctica, puesta en acción y evaluación del entrenamiento.
- Conocimiento y control de las variables de entrenamiento al momento de aplicar entrenamientos: intensidad, volumen, densidad y frecuencia.
- Conocimiento de los sistemas bioenergéticos y su relación con las capacidades físicas (capacidades anaeróbicas lácticas-alácticas o de fosfágenos. glucolíticos y aeróbicos).
- Conocimiento de parámetros morfológicos y funciones fisiológicas: volumen cardiaco, función pulmonar, potencia aeróbica, fuerza muscular.
- Conocimiento básico de aspectos esenciales de la nutrición y las mediciones antropométricas.
- Conocimiento de las bases biomecánicas del ejercicio y el entrenamiento.
- Conocimiento de los componentes neuro-musculares, coordinativos y energéticos en la práctica deportiva.
- Conocimiento de principios metodológicos para el aprendizaje de habilidades motrices: métodos analíticos, globales y mixtos.
- Conocimiento básico de protocolos de entrenamiento de la fuerza con orientación a la prevención de lesiones, la hipertrofia, la fuerza explosiva, la resistencia, la velocidad etc.
Invitación final.
Una vez revisados estos rasgos deseables (y seguramente estoy
omitiendo bastantes) hago la invitación a tener la capacidad autocrítica y
reflexiva de poder determinar si estamos cumpliendo con este perfil profesional
en nuestras prácticas e intervenciones cotidianas, invitando a la ética y compromiso profesional
de seguir capacitándonos y asumir el reto de crecer y adquirir estos rasgos
deseables por el bien del deporte mexicano.
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